En la escalada deportiva, los proyectos pueden ser hitos que marcan la trayectoria vital de un escalador. Son pruebas, tanto a nivel físico como mental. Pero también una manera de saber hacia dónde dirigir las temporadas y permanecer motivado sesión tras sesión de entrenamiento.
Este artículo trata sobre la escalada de proyectos a corto, medio o largo plazo. Además, sabrás cómo establecer los objetivos de la temporada, las fases para afrontar un proyecto y posibles estrategias para distribuir el tiempo dedicado a la escalada de proyectos, cómo la regla 10/4 de Eric Hörst, la propuesta de Steve Bechtel, la Ley del 80/20 de Pareto o la Pirámide de objetivos.
«Siempre tengo un objetivo en mente cuando estoy entrenando.» – Jerry Moffatt
La escalada se caracteriza por ser un camino que cada uno recorre a su manera. Tal así, que cada escalador elige los objetivos a cumplir. Algunos se conformarán con echar el día en familia en el monte mientras otros perseguirán la superación personal.
Pero, en ocasiones, hay rutas que enamoran. Ya sea por la belleza de la línea, su historia o el simple grado, la idea de escalarlas acaba motivando para dedicarle un tiempo exclusivo.
Cuando afrontas un proyecto te estás probando física y mentalmente.
Trabajar vías duras permite medir el progreso. Pero al mismo tiempo, resulta una forma de entrenamiento. Algo muy a tener en cuenta, sobre todo para aquellos escaladores que no suelan practicar búlder de manera habitual.
Independientemente de tus preferencias, el siguiente texto te trae diversas estrategias para afrontar proyectos a corto, medio y largo plazo.
PROYECTOS DE ESCALADA: A CORTO, MEDIO O LARGO PLAZO
Un proyecto de escalada es un término que engloba muchas posibilidades. Por ese motivo, los escaladores clasifican los proyectos según el tiempo que precisarán hasta su logro.
PROYECTOS A CORTO PLAZO
Son proyectos para el día o el fin de semana. Si por ejemplo, vas a un sector y ves una vía que te gusta y su nivel está a tu alcance, intentarás a hacerla en el mínimo de intentos.
Estos proyectos pueden, incluso, intentarse a vista o al flash. Un ejemplo es Adam Ondra escalando a vista «Just Do it, 8c+». Adam, ya tenía planeado este intento antes de ir y entrenó específico para poder lograrlo.
Tienes un artículo dedicado al «arte» de encadenar al segundo pegue.
PROYECTOS A MEDIO PLAZO
Los proyectos a medio plazo son aquellas vías que sueles encadenar en un tiempo de dedicación cerca de un mes o la cuarta parte de una temporada estacional.
Los proyectos a medio plazo son aquellas vías que sueles encadenar en un tiempo medio de dedicación. Suele ser cerca de un mes, aunque siempre variará dependiendo de la frecuencia con que lo visites. Hablando en porcentajes, podría ser una cuarta parte del tiempo de la temporada de invierno o verano.
Imagina que vas a viajar a Rodellar, y te hace ilusión encadenar «Mal de amores, 8a+». Agendas el viaje y dedicas la temporada a una planificación específica del entrenamiento. Además, también buscas vídeos por Internet de otros escaladores.
Una vez allí le dedicas la mitad de tus días. Al final de tu mes de vacaciones, consigues hacerte con la cadena. Ese habrá sido un proyecto a medio plazo.
Este tipo de proyectos a medio plazo son importantes para ir consiguiendo logros que te mantenga en la sintonía de encadenes.
PROYECTO A LARGO PLAZO
Los proyectos a largo plazo son como el norte hacia el que dirigir la brújula cada temporada.
Son los proyectos que suelen alargarse una temporada. Lo mejor es buscarlos en una escuela que pille cerca. De esta manera, podrás ir a medirte frecuentemente.
Los proyectos a largo plazo son como el norte hacia el que dirigir la brújula cada temporada. Deben ser vías desafiantes, a la vez que alcanzables. Son como hitos que alcanzar temporada a temporada.
MEGA-PROYECTOS
Los mega-proyectos son esa vía deseada, que te queda lejos, pero que sueñas con poder encadenar alguna vez.
Se trata de esa vía deseada, que te queda lejos, pero que sueñas con poder encadenar alguna vez. Ya sea por su estética, valor histórico o personal, supondría una cumbre en tu camino como escalador.
A muchos escaladores les sirven como motivación para afrontar las duras y monótonas sesiones de entrenamiento. Su establecimiento en el calendario suele hacerse en relación a varias temporadas o años.
Volviendo al mismo ejemplo anterior. Supongamos que llevas dos años escalando y tu grado oscila el 7a. Entonces, pasas tu primer verano en Rodellar. Allí, ves a un titán gritando en los últimos metros de una ruta. Está luchando para no caer.
Al final, consigue chapar la cadena y los escaladores del sector le aplauden. Tal espectáculo deja huella en tu memoria. Aunque quede lejos, sería un sueño poder escalar esa vía alguna vez.
Los proyectos a largo plazo exigen una gran fortaleza mental, para la cual no todos los escaladores están preparados. Este tipo de entrenamiento del autodiálogo y la fuerza mental se hace fundamental en este tipo de trabajo. Los proyectos tan grandes deben ser afrontados con una actitud estoica, valorando el proceso y disfrutando cada pequeño progreso.
CÓMO AFRONTAR UN ROYECTO
Trabajar un proyecto requiere una serie de fases: estudiar el proyecto, interiorizar los movimientos y, finalmente, luchar cada intento.
Trabajar una vía que suponga un desafío requiere estudiarla tramo a tramo. Debes leer y entender el ritmo idóneo para esa vía.
Cuando empiezas a trabajar una vía que te queda lejos, cada secuencia parece un bloque. Pero ya verás, conforme vayas matizando, que la mayoría pasarán a ser tramos de resistencia. A base de intentos, le irás ganando la resistencia a la vía.
Este trabajo puede dividirse en una serie de fases:
FASE DE ESTUDIO DEL PROYECTO
Estudia la ruta y divídela en secciones más manejables.
Durante la fase de estudio del proyecto pasarás mucho tiempo colgado de la cuerda estudiando meticulosamente todas las posibilidades. No subestimes la importancia de matizar los reposos ni las secciones fáciles. Sobre todo, si se encuentran al final, donde no pensarás con claridad debido la falta de flujo sanguíneo en el cerebro.
Lo primero es ser capaz de realizar todos los movimientos. Entonces, divídela en secciones manejables y trabaja cada una como un hito hacia la cadena final. Lo ideal es que las secciones vayan de reposo a reposo. Conforme progreses, enlázalas.
En esta etapa es de agradecer contar con un asegurador paciente y comprometido.
FASE IDEOMOTORA: IMAGINERÍA MOTORA
La imaginería motora consiste en escalar mentalmente la ruta recreando cada detalle.
«Jolly» Lamberti define como fase ideomotra la etapa en la que debes realizar un trabajo de recreación mental. David Maciá incluye este trabajo dentro de las tácticas intrínsecas.
En el mundo del deporte, es lo que se conoce como visualización o imaginería motora. Consiste en repetir mentalmente la ruta en su máximo detalle. Es común ver como los escaladores comentan los movimientos entre sí al bajar de un ruta. Ese acto también ayuda a asentar la información.
Es importante sobre todo para proyectos lejanos y que no puedes visitar de forma frecuente. Adam Ondra dedicaba un rato cada día a trabajar mentalmente los movimientos de «Silence, 9c», como parte del entrenamiento específico.
FASE DE AUTOMATIZACIÓN
El objetivo es automatizar los movimientos a través de la repetición para reducir el esfuerzo de su ejecución.
Maciá denomina esta fase como «táctica extrínseca». El objetivo es llegar a la automatización de los movimientos a través de la repetición. De esta manera, se realizarán sin apenas pensar y de la manera más efectiva, lo que reducirá el esfuerzo de su ejecución y, por ende, el coste energético.
Está relacionado con el aprendizaje motor. A través de la repetición de diversos movimientos en variadas situaciones, irás aumentando tu abanico de gestos y patrones disponibles para solucionar cada movimiento.
Pero también es importante ser capaz de improvisar. La escalada se desarrolla en sistemas dinámicos complejos, que escapan al control del escalador. Con la experiencia aumentará esa capacidad de improvisación, que es fundamental ya que «la escalada perfecta», en la práctica, no existe.
INTENTOS DE ENCADENE
Los primeros pegues buscarán encadenar cada sección por separado. Luego, irás reduciendo los descansos hasta que la puedas realizar con una o dos caídas.
Una vez matizada y ensaya la vía, comienza la fase de intentos «a muerte». Los primeros pegues buscarán encadenar cada sección por separado. Luego, deberás ser capaz de ir reduciendo los descansos entre ellas. Así, hasta que la puedas realizar con una o dos caídas.
Desde ahí, cada pegue buscará encadenar la vía. Los intentos son hasta caer. Si al final de la jornada no ha habido éxito, se puede escalar entera buscando alguna alternativa a las secuencias que te alejan del encadene.
Las primeras fases se irán alternando y su duración dependerá de la capacidad del escalador para descifrar las secuencias. La fase de intentos se alargará más cuanto más duro resulte el proyecto al escalador. También es relativa a la frecuencia con que se intente la vía.
En este fase se pueden recurrir a diversas estrategias, como reproducir en el rocódromo el crux de la ruta o probar ciertas secuencias con lastre (aunque se debe tener cuidado sobre roca abrasiva).
CÓMO DISTRIBUIR EL TIEMPO DE ESCALADA
La distribución del tiempo que dedicas a escalar es un asunto muy personal. Aunque cada autor tiene su punto de vista, no existe el adecuado para todos. Simplemente, analiza las posibilidades y adáptalas a lo que mejor te sirva a ti y tus circunstancias.
Por ejemplo, Steve Bechtel propone distribuir el tiempo de escalada de la siguiente manera:
- 3 de cada 5 días de escalada en roca (60%) deben estar dedicados a encadenes relativamente rápidos. A través de éstos, irás configurando tu pirámide de escalada.
- 1 de cada 5 días (20%) dedícalo a hacer volumen de rutas fáciles.
- El otro día dedicado a la roca (20%), inviértelo en proyectos a largo plazo.
LA REGLA 10/4 DE HÖRST
Según Hörst, no más de 10 pegues repartidos en 4 días es lo idóneo para los weekend warriors.
Eric Hörst habla de esta regla de cara a minimizar la pérdida de ganancia de habilidades. Se trata de una regla para saber cuántos intentos son convenientes dar a una vía.
Según Hörst, no más de 10 pegues repartidos en 4 días. Si en esta cantidad de intentos no has podido encadenar, es que te falta entrenamiento.
Esta regla va dirigida a «weekend warriors» o escaladores recreativos de escalada deportiva, y responde al siguiente razonamiento:
LA VARIEDAD DE VÍAS ES INFINITA
Durante el tiempo dedicado a una única vía no estarás aprendiendo de otras.
Cada vez que pruebas una nueva vía, el desafío es diferente. Al contrario de lo que ocurre con un corredor de 100 metros lisos, la naturaleza es un sistema dinámico complejo. Como tal, te regala estéticas líneas fractales, productos del azar. Variar el estilo y la roca, escalar en diversos lugares y rutas diferentes, te aportará nuevas habilidades.
En cambio, el tiempo que pases dedicado a una única vía será tiempo que no estarás conociendo otras. Una pena, ¿no?
LA CONFIANZA DEL ESCALADOR ES IMPORTANTE
Ir encadenando vías fortalece tu confianza.
La confianza es una de las cualidades más características de los mejores escaladores. Si no te ves capaz de encadenar una vía, estarás en lo cierto. Difícilmente lo conseguirás si tu mente no puede verlo antes. Para ello, trabajar la visualización es una herramienta verdaderamente importante.
Caer y caer siempre en la misma vía acaba mermando la confianza. Llegará un momento en que se acabe la diversión y comience la obsesión.
Por ello, mejor ir variando y consiguiendo distintos encadenes. Ya sea a flash, a vista o en pocos ensayos, e incluso en diferentes tipos de escalada.
LO QUE MUESTRAN LAS INVESTIGACIONES
Las ganancias de habilidades al probar una vía se van reduciendo tras cada intento. Además, la repetición de los mismos movimientos aumenta el riesgo de lesión.
Está claro que mediante la repetición se alcanza la perfección. Pero a la hora de obtener nuevas habilidades, se debe buscar el equilibrio.
D. Giles y col. (2014) indicaron que el primer intento a vista a una vía es el que provoca una mayor respuesta psicofisiológica en el escalador. En los siguientes pegues, se va reduciendo progresivamente.
Sin embargo, yo matizaría que eso dependerá del nivel de desafío que le suponga al escalador. Es posible que una ruta le quede tan lejos, que en los primeros intentos no pueda ni descifrar ciertas secuencias.
Eric Hörst comenta como un par de estudios de investigación muestran que las ganancias de habilidades comienzan a disminuir a los 3-10 intentos. El margen es amplio debido a la variedad de escaladores que hay. Algunos como Alex Megos son capaces de resolver las secuencias verdaderamente rápido. Otros, en cambio, descubrimos un nuevo pié en el pegue veintitantos.
Pero en definitiva, si tienes la secuencia clara y tras 10 intentos no la encadenas, seguramente lo que te falte sea físico. En este caso, mejor dedicarle un ciclo de entrenamiento específico dirigido al proyecto.
Además, ensayar un proyecto (vía o búlder) puede provocar lesiones crónicas (Schweizer, 2003; Bayer y Schweizer, 2009: Grønhaug, 2016). De hecho, Grønhaug (2016) señala que las lesiones crónicas en escalada dependerán de las rutas o bloques más ensayados, al repetir sus movimientos. No hay unas estándares para todos (tienes más detalles en este artículo).
Es decir, que pasarte repitiendo los mismos gestos a una elevada intensidad aumenta el riesgo de lesionarte.
EXCEPCIONES DE LA REGLA 10/4
El propio Eric Hörst razona unas excepciones a su regla:
- La vía es muy compleja o el crux es muy aleatorio.
- En el último intento le has visto una nueva posibilidad a la secuencia o un reposo que no conocías.
- Estás, verdadera y objetivamente, próximo a encadenar.
- La vía te pilla tan cerca, que te resulta cómodo realizar el entrenamiento específico directamente en la ruta.
- Esta regla no está pensada para escaladores profesionales, que tienen la posibilidad de escalar cada día en roca. Va dirigida a escaladores de fin de semana. Los denominados «weekend warriors».
LA REGLA DE PARETO DEL 80/20
Dedica el 80% de tus escaladas a probar vías y el 20% a proyectar.
Regla muy conocida en el mundo de la productividad, también aplicable a la escalada. Sería otra forma de distribuir los intentos en la roca. En este caso, adaptados a cada escalador según su tiempo disponible.
Básicamente consiste en :
- Invierte el 80% de tu tiempo en la roca a escalar vías a vista, flash o encadenarlas en el día, en pocos intentos.
- El otro 20% tocaría «sufrir» en proyectos duros. Que te hagan superar tus límites temporada a temporada.
Este enfoque coincide con el de Steve Bechtel, y resulta más acertado y adaptable a cada situación. Según el tiempo que tengas para salir a roca, adaptarás el dedicado a trabajar proyectos.
APRENDE ALGO NUEVO CADA INTENTO
Si los intentos al proyecto no te aportan nada nuevo, mejor cambiar de objetivo.
Mientras sigas obteniendo nuevos aprendizajes cada vez que subas por esa vía, no estarás perdiendo el tiempo. Chris Sharma hablaba en un vídeo sobre la importancia de centrarse en los pequeños avances en tan arduos y prolongados procesos.
Ya sea un nuevo pie que has visto, una nueva forma de coger la presa o un vuelo en el aleje que te permitirá escalar tranquilo, tras comprobar que es seguro. Incluso, aprender a estrujar un reposo para sacarle el máximo partido. Centrarte en cada pequeño logro te ayudará a mantenerte optimista.
Debes ser capaz de leer y entender el ritmo idóneo para la vía. Trabájala en secciones independientes. Conforme progreses, enlázalas. A base de intentos, le irás ganando la resistencia.
Es importante en los primeros pegues a la vía intentar ir relajado. El miedo y el estrés actuarán en tu contra para aprender nuevas habilidades. Si te sucede, prueba las secuencias clave con la cuerda pasada por el siguiente seguro.
En el momento que notes que los pegues no te aportan nada, quizás mejor dejarlo para la próxima temporada.
PIRÁMIDE DE OBJETIVOS A ENCADENAR
Adecuada para no perder la motivación y asegurar un progreso asentando grados.
Este método es aplicado por los más fanáticos. De hecho, es bastante habitual entre los locales de Rodellar, que pasan allí toda la temporada.
Dibuja una pirámide. En la punta de arriba, anota el grado máximo que te gustaría encadenar esta temporada. En la siguiente fila, dividida en dos, apuntarías dos veces el grado directamente inferior. Así hasta llegar a la última, apuntando 6 veces un grado bastante asequible.
Es una metodología muy buena para no perder la motivación. Sobre todo, aquellos escaladores más entregados a proyectar vías.
Además, debido a su variedad de dificultades, permite al escalador alternar entre las distintas metodologías a vista, al flash o red point según cada vía. También te hará ir cambiado de rutas.
PIRÁMIDE ENFOCADA A UNA RUTA CONCRETA
La pirámide de objetivos puede ayudarte a conseguir la ruta de tus sueños. Establece la cumbre y los hitos que te llevarán hasta allí.
La pirámide de objetivos puede ayudarte a conseguir la ruta de tus sueños. En la punta superior debes situar una vía que deseas encadenar, ya sea por su belleza, dificultad o historia. Entonces, puedes trazar a través de los diferentes niveles las rutas que te conducirán a ese objetivo soñado.
Por ejemplo, supón que planeas ir a Yosemite a escalar «The Nose». Se trata de una ruta «multipitch» en granito con largos de hasta 8b+. Entonces, tu pirámide debería estar compuesta por rutas de un estilo similar, e ir progresando la dificultad escalón a escalón.
Pero esa dificultad no tiene por qué responder sólo al grado. Si nunca has escalado clásica o no conoces el granito, deberás tener en cuenta estos factores al diseñar tu pirámide.
Entonces, la base de la pirámide podrían ser una rutas de deportiva de 7c de granito, y otras de clásica de 6c. El siguiente nivel ya podría estar compuesto por vías de clásica de hasta 7b y algún octavo de granito de deportiva. Y así, escalón a escalón, ir progresando en dificultad y especificidad.
Sitúa lo primero la cumbre de la pirámide. Es decir, ese proyecto a largo plazo. Y luego, ir estableciendo los hitos que te llevarán hasta allí.
Una vez establecida, y si tienes la suerte de tener una vida ordenada y poder planificar a largo plazo, toca agendarlo. Ya sea en una libreta o en el Google Calendar, anota cómo distribuirás tales hitos durante la temporada:
- Los fines de semana visitando sectores de granito cercanos y algunas vías clásicas.
- Los viajes de vacaciones puedes ir a escalar vías largas de granito, por ejemplo a Cavallers o Chamonix.
- Sin dejar de lado los niveles superiores de la temporada, que deberán tener su espacio para ir midiendo la progresión.
Todo ello te permitirá diseñar de una manera más específica la planificación del entrenamiento de la temporada.
RESUMEN DE LA ESCALADA DE PROYECTOS
Como puedes observar, hay para todos los gustos. Lo que está claro es que la escalada es un deporte de habilidad. Para avanzar, debes alternar el estilo de escalada que practiques, los lugares y las vías. Viaja todo lo que puedas, y escala lo que la capacidad de trabajo y la piel te permitan.
Pero también se debe proyectar. Aunque cueste. Es la manera de aprender a controlar la ansiedad por encadenar y superarse temporada a temporada. Algo así como un examen de evaluación. Y hay que salir de la zona de confort o te acabas acomodando.
Lo mejor de tener un proyecto es que te ayuda a permanecer centrado. Sabrás cómo enfocar la planificación de tu entrenamiento, qué presas y angulación priorizar en las series de resistencia y qué agarres concretos debes entrenar en las suspensiones intermitentes. Además de conocer las cualidades fisiológicas a priorizar: fuerza, resistencia, capacidad aeróbica, RFD,..
Si el proyecto se encuentra en un sector que no permite calentar bien, valora llevar una tabla multipresas portátil para reclutar las fibras musculares y entrar a muerte en el pegue.
Y por mucho que digan los diversos autores, al final cada uno establece sus propios objetivos. Adam Ondra invirtió gran cantidad de tiempo en «Silence», el histórico primer 9c de escalada deportiva. Aunque, como buena muestra de polivalencia, también puedes verlo escalar a vista el primer 8c+ americano, «Just do it».
Mientras te aporten, dale los pegues que hagan falta (tienes un artículo que reflexiona sobre la utilidaa e contar los pegues). Aunque sé consciente que a veces retirarse a entrenar, para volver más fuerte, puede ser la estrategia más inteligente. Y si baja la motivación, será suficiente con cambiar de zona o estilo de escalada para volver a valorar lo que te aporta escalar en roca.
Si en vez de para la roca, entrenas para competir, te interesa este artículo. Y si quieres conocer puntos de vista de diferentes autores, consulta los libros de escalada que tratan el tema.
En tu caso, ¿Cómo planteas los proyectos de las temporadas? Y las salidas a roca, ¿eres de proyectar o probar vías?
Éste artículo fue publicado originalmente el 27 de abril de 2018 en PasoClave.com, y actualizado el 21 de mayo de 2021.
Referencias:
- David Giles, Nick Draper, Peter Gilliver, Nicola Taylor, James Mitchell, Linda Birch, Joseph Woodhead, Gavin Blackwell & Michael J. Hamlin (2014) Current understanding in climbing psychophysiology research, Sports Technology, 7:3-4, 108-119, DOI: 10.1080/19346182.2014.968166 (link).
- Alessandro «Jolly» Lamberti, Jollypower Vol. 1, 2018, Ed. Versanti Sud (link).
- Steve Bechtel, Climb strong. Logical progression, 2020 (link).
- Eric J. Hörst, Maximum climbing, 2010, Ed. Falcon guides (link).
- David Maciá, Planificación del entrenamiento en escalada deportiva, 2005, Ed. Desnivel (link).
Buen artículo. Las reglas del 10/4 y 80/20 me parecen una buena referencia para organizar los pegues y no cegarse intentando una ruta.
Gracias! Sí. Muchas veces, una retirada a tiempo para entrenar y volver más adelante, es una victoria 😉