Aunque en la escalada se utiliza todo el cuerpo, algunos músculos son más solicitados que otros. Además, repetir unos gestos concretos, con un rango de movimiento limitado, puede generar lesiones por sobrecarga o descompensaciones si no se acompaña con el entrenamiento adecuado. Este artículo se centra en los hombros, la articulación con más movilidad del cuerpo, y la más vulnerable. Éstas son las lesiones en el hombro más comunes entre los escaladores.
La búsqueda del rendimiento deportivo conlleva una especialización del organismo. El entrenamiento compensatorio trata de reducir las lesiones por este motivo. En el caso de los hombros, las tendinopatías o tendinitis, las slaps, los desgarros y las bursitis o pinzamientos son lesiones muy frecuentes en los escaladores. Sin embargo, la mayoría podrían reducirse con un entrenamiento que aporte una adecuada condición física.
El hombro es la articulación que une el tronco con los brazos. Su estabilidad estática viene dada por ligamentos y su estabilidad dinámica por músculos. Es importante tanto la fuerza y estabilidad que genera, como su flexibilidad y movilidad.
Se trata de la articulación con más movilidad del cuerpo; y en la escalada, es solicitado en todas las posiciones imaginables: desde tracciones en una pared vertical, desplomada o no, a los bloqueos de hombro, empujando en un diedro o las salidas en mantle de tantos problemas de búlder.
En la sociedad actual del “homo sedentarius”, las posturas habituales delante del ordenador, echados en el sofá o mirando el teléfono, deforman su estructura hacia una posición cifótica. Esto se acentúa con la especialización deportiva en la escalada, que puede producir la postura de escalador (sway back).
Es decir, si no trabajas para recuperar la movilidad y funcionalidad perdidas, puedes empeorarlo escalando (este test de movilidad funcional te ayudará a conocer tu situación actual).
La articulación del hombro está formada por un complejo engranaje.
ANATOMÍA DEL HOMBRO
Al hablar del hombro, la imagen que suele venir es la del deltoides, su parte más visible. Sin embargo, en su interior se encuentra todo un complicado engranaje que forma la articulación más compleja del cuerpo humano.
El hombro es la articulación con más movilidad y la más vulnerable.
El hombro es la articulación con más movilidad, y por ello, la más vulnerable. Esto es debido a su escaso soporte óseo.
CINTURA ESCAPULAR
A nivel óseo, la cintura escapular está compuesta por la clavícula, los omóplatos, el húmero y el esternón. Se trata de un complejo articular formado por cinco articulaciones:
- Articulacion escapulohumeral (o glenohumeral).
- Articulacion acromioclavicular.
- Articulacion esternocostoclavicular.
- Articulacion subacromial.
- Articulacion escapulotorácica.
Las cinco funcionan de manera sincronizada y con variable implicación, según el gesto concreto. El hombro sólo se puede mover en libertad si todas las articulaciones y estructuras circundantes tienen movilidad.
- En la articulación escapulohumeral, la cabeza humeral queda alojada en la cavidad glenoidea, situada en la escápula, y que tiene un diámetro menor. Esto proporciona su gran movilidad al hombro, facilitando al mismo tiempo su inestabilidad y posibles luxaciones.
- La unión entre el omóplato y la caja torácica se considera una «pseudoarticulación», ya que permanece en su lugar por diversas inserciones musculares, pero no tiene ningún ligamento o cápsula articular que la conecte.
- La escápula se conecta a la clavícula y al brazo a través de conexiones articulares más estándares.
Esto la convierte en una base inestable para los movimientos del hombro, el codo y la muñeca.
La cintura escapular es un complejo articular formado por cinco articulaciones.
El rodete glenoideo es un anillo de cartílago que aumenta el encaje entre las dos superficies y permite la inserción de los ligamentos glenohumerales y el tendón largo del bíceps. Éstos, junto a los músculos del manguito de los rotadores, le proporcionan estabilidad.
A causa de esta complejidad e inestabilidad, tiene una gran vulnerabilidad frente a las lesiones. Sólo cuatro de los veintiséis músculos que actúan sobre el hombro le proporcionan estabilidad glenohumeral. El resto se encargan más de las contracciones y extensiones musculares.
- Ligamento coracohumeral: estabiliza la articulación por la parte anterior.
- Ligamentos glenohumerales: tres ligamentos que se insertan en diferentes puntos del rodete glenoideo, siendo el ligamento glenohumeral inferior el más fuerte.
Aparte de los ligamentos, la articulación también es estabilizada por los tendones del bíceps, del tríceps y del supraespinoso, entre otros.
ESCÁPULAS U OMÓPLATOS
El hombro es una articulación muy móvil, que requiere una base estable: las escápulas. Su gran movilidad y firmeza, sobre todo muscular, hacen que la escápula sea propensa a fallar por desequilibrios o un mal control.
Por las escápulas pasará la fuerza generada por tus piernas o core mientras escalas. Una mala estabilidad escapular producirá un sobreesfuerzo del manguito rotador (Kibler y col., 2006; 2016). Si te falta estabilidad, no podrás trasmitir la fuerza desde tu tren superior.
MacKenzie y col. (2020) hallaron que la fuerza y la resistencia de los hombros impactan sobre la escalada máxima, incluso más que la fuerza de los dedos, del core y la flexibilidad.
La fuerza y la resistencia de los hombros impactan sobre la escalada máxima más que la fuerza de los dedos, del core y la flexibilidad.
MacKenzie y col. (2020)
Hay bastantes músculos clave cuando se habla de estabilización escapular:
- El serrato anterior une el omóplato a las costillas. Su principal acción es la protracción (cuando das un puñetazo o alcanzas la siguiente presa). Es importante para anclar la escápula hacia abajo y proporcionar una base fuerte a otros músculos que se originan aquí. El romboides le asiste para estabilizar y retraer las escápulas.
- El trapecio medio e inferior también ayuda a estabilizar la escápula. Las fibras medias la retraen, y las inferiores la deprimen y giran hacia arriba. Esto es clave en gestos por encima de la cabeza, básicos en la escalada.
- El pectoral menor es relevante para la protracción de la escápula y estirar el brazo hacia adelante.
- El elevador de la escápula la lleva arriba. La retrae, estabiliza para apoyar la alineación vertical de la cabeza y el cuello, y también trabaja con el romboides y el pectoral menor para producir su rotación hacia abajo. Además, previene la depresión de la cintura escapular al transportar cargas pesadas.
Las escápulas u omóplatos conectan las extremidades superiores al tronco. Por ejemplo, en la escalada con la técnica de oposición, en un diedro o chimenea, unas escápulas estables serán importantes como base para generar la fuerza. Sin embargo, poca gente le presta atención en los entrenamientos.
Aunque la tendencia está cambiando y cada vez hay más escaladores que introducen ejercicios dirigidos a estos grupos musculares en sus rutinas, sobre todo en el calentamiento.
Unas partes débiles necesitan una mayor implicación de otras para poder realizar sus funciones. Esto provoca descompensaciones que podrán acabar en molestias o lesiones.
DELTOIDES
En la parte superior del hombro, y con forma de triángulo, está el deltoides. Es el músculo más externo del conjunto, sirviendo también de protección. Se divide en tres secciones que participan en la movilidad del hombro.
Junto al supraespinoso, es el elevador más fuerte del brazo. Actúa como el principal abductor del hombro, siendo clave en ciertos “pasos de hombro” en la escalada.
MANGUITO DE LOS ROTADORES
El manguito de los rotadores lo componen un grupo de músculos y tendones que rodean la articulación. Se inserta en el húmero a través de tendones, y suele ser motivo de problemas degenerativos en la articulación del hombro.
Se encargan de la rotación interna y externa del húmero desde un eje axial, de mantener su cabeza centrada en la cavidad glenoidea de la escápula, y de la abducción del brazo. Los músculos que lo componen son:
- Supraespinoso
- Infraespinoso
- Redondo menor
- Subescapular
La escalada impone una gran demanda sobre el manguito rotador y cualquier disfuncionalidad afectará tu rendimiento.
Aunque el redondo mayor no forma parte del manguito de los rotadores, también participa como rotador interno, abductor y estabilizador del hombro.
Entre esos músculos y el acromio están las bursas subracomial y subdeltoidea. En patologías por sobrecarga, éstas pueden inflamarse. El ligamento coracromial también puede perder integridad.
La mera acción de agarrar algo activa los músculos del manguito rotador (Alizadehkhaiyat y col., 2011). Por tanto, es deducible que la escalada impone una gran demanda sobre este grupo muscular, y cualquier disfuncionalidad afectará tu rendimiento.
LESIONES EN EL HOMBRO MÁS FRECUENTES EN ESCALADA
La escalada es un deporte con una considerable incidencia de lesiones. Raro es el escalador que lleve cierto tiempo y que no ha sufrido alguna. Sin embargo, la mayoría no se deben a accidentes. A pesar de lo que podría parecer, la mayor parte son causadas por sobrecargas y compensaciones. Sobre todo, en las extremidades superiores; particularmente, en los dedos y hombros.
Diferentes estudios han comprobado como el estilo moderno de escalada (más dinámico y desplomado) ha hecho que las lesiones en los hombros ganen presencia (más detalles aquí).
La mayoría de movimientos en escalada son de rango incompleto (Aguado, 1993, Hoffmann, 1993 y Kapandji, ,2004), ya que el ángulo de la articulación interviene en la manifestación de la fuerza, resultando mayor en las posiciones intermedias (Hoffmann, 1993). Ésta posición corresponde a los movimientos conocidos como «cortos». El resultado es una musculatura acortada y débil en gestos de mayor envergadura.
Wong y col. (2007; 2009) detectaron desequilibrios musculares entre los rotadores internos y externos en escaladores. Nelson y col. (2017) indicaron que las escaladoras son más propensas a sufrir lesiones de hombro y tener que pasar por quirófano (más características propias del género femenino en el artículo sobre las mujeres escaladoras). Según los autores, la causa es la inestabilidad y debilidad de los músculos encargados de estabilizar el hombro, como los periescapulares (trapecio, romboides, pectoral menor, …) y el manguito rotador.
Klich y col. (2022) encontraron aumentos bilaterales en la rigidez y el grosor del trapecio superior, en escaladas fatigantes. Éstos fueron más marcados en el lado dominante, lo que sugiere un mayor riesgo de lesión.
Roseborrough y Lebec (2007) descubrieron desequilibrios en la relación glenohumeral a escapulotorácica habituales en los escaladores. La exposición a movimientos en posiciones extremas y prolongadas parecía ser la causa. Además, los escaladores tenían una mayor amplitud del movimiento glenohumeral, mientras que una menor rotación escapular hacia arriba.
Beeler y col. (2021) encontraron que, escalar por más de veinticinco años, genera anormalidades dentro del hombro (labrum, tendón largo del bíceps y cartílago), así como una alta prevalencia de dolor crónico (77%). Aun así, esos hallazgos no correlacionan con la funcionalidad del hombro.
Las patologías de hombro más comunes relacionadas con la práctica de la escalada son:
- Las lesiones de SLAP o del labrum glenoideo han ganado presencia los últimos tiempos.
- Pinzamientos, contracturas o tendinopatias, la mayoría debidas a sobrecargas.
- Esguince o luxación por accidentes traumáticos.
- Inestabilidad del hombro debida a un desequilibrio o ineficiencia muscular
- Síndromes de los desfiladeros toracobraquiales, que presionan un paquete vasculonervioso, debido muchas veces a una mala musculatura.
- Disfunciones articulares debidas a la falta de movilidad de diversas estructuras implicadas (como el tórax).
La mayoría de las lesiones por sobrecarga remiten en unos 3-6 meses. Pero si no se les pone una solución, volverán a aparecer.
LESIONES SLAP O DEL LABRUM GLENOIDEO
SLAP significa “Superior Labrum Anterior to Posterior”. Estas lesiones implican una rotura o desgarro de la parte superior del labrum glenoideo. Suelen deberse a sobrecargas e inestabilidad.
Se relacionan con el campus board y los movimientos largos por encima del hombro. También a episodios puntuales, como quedar colgando de un brazo en un dinámico o una caída (Haddock, 2006).
Otro motivo es la carga repetitiva y excéntrica, del labrum superior y la inserción del tendón del bíceps, con el brazo en rotación externa y abducción (paso de hombro), gesto común en escalada (Haddock, 2006).
Existen diferentes tipos de lesiones de SLAP, según cómo se extienda la rotura a lo largo de la circunferencia del labrum. Las más generales son las tipo 2, en la zona superior. Al extenderse hacia adelante, forman las tipo 5; y hacia atrás, las tipo 8.
Son lesiones que producen dolor y una importante limitación funcional.
Entre los síntomas, incluyen el aumento del dolor tras la jornada de escalada, sensación de falta de movilidad al escalar y una disminución de la fuerza en esa extremidad. Su presencia entre escaladores se ha disparado, y en muchos casos necesitan pasar por quirófano. La vuelta total a la escalada puede superar los seis meses.
BURSITIS SUBRACOMIAL O PINZAMIENTO DEL HOMBRO
Es habitual en actividades que precisen mover los brazos por encima de la cabeza. El motivo de los pinzamientos del hombro es la inflamación de la bursa que cubre los tendones del manguito rotador. El dolor se produce al chocar con el acromión.
Las causas pueden ser un golpe, microtraumatismos, una mala postura o un deltoides demasiado desarrollado. También, el desequilibrio entre los rotadores externos e internos del manguito de los rotadores.
El síndrome subracomial genera dolor en la zona antero-superior del hombro al levantar el brazo de forma cotidiana. Suele doler en el rango medio del brazo, pero no abajo ni arriba del todo.
TENDINITIS DEL SUPRAESPINOSO (O TENDINOPATÍA)
El supraespinoso es el más sensible de los rotadores. Su paso por el espacio subacromial puede causar rozamiento y provocar dolor al separar el brazo.
Al tener los hombros bajos, puedes desarrollar tendinitis de supraespinoso y sufrir síndromes de pinzamiento. Es importante colocar la escápula de manera correcta (retracción) al escalar (Baláš y col., 2017) y fortalecer los músculos escápulo-torácicos, como el serrato anterior y el trapecio inferior, que participan en rotar la escápula cuando elevas el brazo al escalar.
TENDINITIS BICIPITAL (O TENDINOPATÍA)
El bíceps participa en la flexión de codo, en la rotación del antebrazo que permite dejar las palmas de las manos mirando hacia arriba (supinación) y también ayuda a estabilizar la articulación del hombro.
La tendinitis bicipital es la inflamación de la porción larga del bíceps. La causa suelen ser acciones repetitivas. Provoca dolor en la región anterior del hombro, que puede irradiarse hacia el brazo, y aumentar al levantarlo.
FRACTURAS
Las fracturas son provocadas por traumatismos severos, como accidentes o caídas. Generan mucho dolor, inflamación y enrojecimiento de la piel. En escalada son poco frecuentes, y las causas serán caídas descontroladas del escalador o un objeto (como una roca) cayendo sobre él.
LUXACIONES O DISLOCACIONES DEL HOMBRO
El hombro es la articulación que más tiende a dislocarse. Además, una vez que pasa, suele volverse inestable, aumentando el riesgo de recaída. Aunque no son muy frecuentes, en escalada pueden darse al caer al suelo o crashpads practicando búlder.
Las luxaciones del hombro se deben a la inestabilidad de la articulación por una musculatura estabilizadora débil. Si la cabeza del húmero sale de la cavidad glenoidea por completo, se considera una luxación o dislocación. Si sale de forma parcial, se produce una subluxación.
Si sucede, es importante devolver el húmero a su posición normal la antes posible. De allí en adelante, el escalador deberá estar atento de que pueda volver a dislocarse en otras situaciones, incluso en movimientos agresivos de una vía.
LESIÓN EN EL MANGUITO DE LOS ROTADORES
Los músculos del manguito rotador o sus bursas sinoviales son de las estructuras más afectadas entre escaladores. El motivo puede ser un movimiento brusco que desplace la cabeza del húmero, o por un uso repetitivo. La mala estabilidad escapular produce un sobreesfuerzo del manguito rotador (Kibler y col., 2006; 2016). La lesión puede llegar a afectar el tendón de la porción larga del bíceps, produciendo su subluxación.
La degeneración del tendón supraespinoso por envejecer también puede ser motivo, generando depósitos de calcio y un descenso del flujo sanguíneo.
Causa dolor en la abducción y en las rotaciones del brazo.
SÍNDROME DEL HOMBRO CONGELADO
En el síndrome del hombro congelado, los ligamentos de la cápsula articular se inflaman. Esto provoca rigidez de las estructuras articulares y musculares del hombro, generando un dolor limitante del rango de movimiento.
Se conoce también como capsulitis adhesiva, y es más habitual en adultos, sobre todo que superen los cuarenta años. El tratamiento suele ser mediante fisioterapia.
SÍNDROME DEL DESFILADERO TORÁCICO
También conocido como síndrome de la salida torácica. Se trata de una serie de trastornos que se producen cuando los nervios o vasos sanguíneos situados entre la clavícula y la primera costilla (salida torácica) están comprimidos. Esto puede causar dolor en los hombros y el cuello, y entumecimiento en los dedos.
Suele verse una escápula deprimida y un hombro falto de movilidad. El tratamiento suele ser el de elevar la escápula, y mejorar la movilidad a través del entrenamiento y la fisioterapia.
CONSEJOS PARA LAS LESIONES EN LOS HOMBROS
- Si estás empezando a escalar, avanza poco a poco. Antes la iniciación era en la roca, haciendo IVs y Vs. Ahora se comienza en un rocódromo, dándole a muerte a bloques muy exigentes o probando el MoonBoard. Pero, como puedes leer en este artículo, cada tejido anatómico precisa de un tiempo de adaptación diferente.
- El hombro es la articulación más móvil del cuerpo. Pero para cumplir esa función necesita de una base estable, proporcionada por las escápulas. Dado que se estabiliza por la musculatura, necesitarás trabajarla. Si no la tiene, surgirán dolores allí o en articulaciones colindantes, como los codos. El artículo sobre la aproximación «joint by joint» explica este asunto de manera sencilla.
- Tener los hombros hacia abajo y atrás (retraidos) al escalar produce una mayor activación muscular del trapecio medio e inferior:
- Mejorar la propiocepción y mantener esa posición del hombro, con el borde medial de la escápula paralelo a la columna vertebral, disminuye el riesgo de lesión (Baláš y col., 2017). Para ello, enfócate en la retracción de las escápulas a la vez que sacas pecho. Lo ideal es practicar en la escalada «controlada» para realizarlo de manera automática en otras más intensas.
- En los reposos, es habitual relajar los hombros y colgar el peso de la fascia y los tejidos conectivos articulares, que pueden ser dañados (Roseborrough y Lebec, 2007).
- Al repetir movimientos con un rango incompleto, la escalada tensa y acorta los pectorales, trayendo los hombros hacia delante (Roseborrough y Lebec, 2007). Trabajar su movilidad en rangos completos ayudará a contrarrestarlo.
- No te pases con la carga del entrenamiento. Su aumento agudo es motivo de lesión. Además, guardar un «cartucho en la recámara» te ayudará a recuperar mejor entre sesiones. Si lo das todo, necesitarás más tiempo de descanso.
- Realiza un entrenamiento compensatorio regular:
- Entrenar fuerza se relaciona con una disminución del número de lesiones y una mayor longevidad deportiva. Crearás una buena base capaz de soportar la carga posterior. Si nunca has entrenado, te recomiendo este artículo con motivos para hacerlo.
- Grohnert y col. (2022) comprobaron como un entrenamiento compensatorio específico mejoró el dolor, las actividades de la vida diaria, el rango de movimiento y la fuerza en escaladores con síntomas de sobrecarga en hombros. Los ejercicios regulares ayudan a prevenir las lesiones.
- Los ejercicios en cadena cinemática cerrada (flexiones y remo con TRX) y excéntricos reducen la tasa de incidencia de lesiones en hombros en escaladores (Kozin y col., 2021).
- Un trabajo dirigido y activo resulta clave para la rehabilitación de los hombros (Kibler, 1998).
- Realizar ejercicios para aumentar el espacio subracomial es una buena estrategia tanto para prevenir como para tratar este tipo de lesiones.
- Fortalecer la cabeza larga de bíceps (por ejemplo, con curls) es otra forma de contrarrestar la postura cifótica de los hombros.
- Las mujeres son más propensas a lesionarse a causa de una debilidad de la musculatura estabilizadora. Por lo tanto, su trabajo es aún más importante.
- El entrenamiento invisible es lo que haces mientras no estás entrenando. Cuida las horas de sueño y la alimentación.
- No te ofusques con un paso concreto. Demasiadas repeticiones de un mismo gesto es una de las mayores causas de sobrecarga (Schweizer, 2003; Bayer y Schweizer, 2009: Grønhaug, 2016). Y si lo unes una elevada intensidad con una técnica deficiente, la probabilidad de lesión aumenta de manera exponencial. Una gran idea es variar a menudo los movimientos, formas y direcciones de las presas, y ángulo de la pared.
- La fuerza que puede desarrollar un músculo depende de la posición angular de su articulación. A veces sostienes demasiado tiempo una posición forzada, lesiva para los tendones y músculos involucrados. Ya sea por no querer caer o por estar escalando a vista y necesitar leer los siguientes pasos. Mejor tener un físico preparado para estas situaciones.
- La estabilidad articular depende del equilibrio entre agonistas y antagonistas. Cuanto más especialices tu cuerpo en la escalada, mayor es la probabilidad de sufrir sobrecargas y descompensaciones. Un fitness global te proporcionará una mejor salud postural, previniendo las lesiones. Además de entrenar fuerza, haz movilidad y flexibilidad.
- Calentar antes de escalar optimizará tu rendimiento, además de prevenir lesiones.
- Tu cuerpo te envía mensajes a través del dolor. Presta atención. Tienes un artículo que trata por qué es necesaria la inflamación y la parte negativa de los anti-inflamatorios.
- Y si la lesión ha sucedido, asúmelo de la manera más estoica que puedas. Céntrate en lo que puedes hacer, en vez de quejarte de lo que no.
CONCLUSIONES
Las lesiones suceden, pero en tu mano está realizar un trabajo acorde para reducir el riesgo y alargar tu vida deportiva. Lo bueno de la escalada es que, si te cuidas, podrás rendir hasta una edad avanzada.
El hombro es la articulación más desafiante de diagnosticar y tratar. Su protección y cuidado es de extrema prioridad para los escaladores. Sólo con un equilibrio armónico de sus músculos podrá trabajar con eficiencia y seguridad.
La protección y el cuidado del hombro es de extrema prioridad para los escaladores.
Aunque la escalada es considerada un deporte de riesgo, la mayoría de las lesiones son provocadas por gestos repetitivos, cargas inadecuadas y recuperaciones insuficientes. Contar con un entrenador personal puede ayudarte a ajustar de forma correcta esas variables.
Si ya estás sufriendo una lesión en el hombro, consultar a un médico o fisioterapeuta te ayudará a tratarla, reduciendo la posibilidad de recaer. El descanso total no suele ser la mejor opción para los tendones y ligamentos, excepto en el caso de rupturas o ciertas lesiones.
Y tú, ¿has sufrido alguna lesión en los hombros?
Puedes continuar con este artículo con ejercicios para compensar la musculatura involucrada con el hombro, trabajar su movilidad y estabilidad; y, por supuesto, fortalecerla.
O leer sobre:
- Las lesiones de poleas, las más comunes y específicas de la escalada.
- Lesiones en los codos, muy relacionadas con una cintura escapular débil.
- El test de movilidad funcional FMS te ayudará a conocer tu situación actual.
- La movilidad de la columna torácica para escaladores.
Este artículo fue publicado originalmente el 14 de julio de 2017 en PasoClave.com, y actualizado el 2 de agosto de 2019 y el 5 de mayo de 2023.
REFERENCIAS
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