El slackline es un deporte de equilibrio en el que una cinta plana se engancha entre 2 puntos, normalmente árboles o parabolts, y se tensa. La cinta suele ser de nailon o poliéster, y no llega a estar completamente tensa; de ahí el nombre. Esta característica convierte este deporte en un desafío. Al principio, simplemente por aguantar unos segundos. Y después, querrás más, dependiendo de la modalidad que practiques. Los objetivos pueden ser quemar adrenalina a gran altura, buscar la realización de trucos que son autenticas acrobacias, o recorrer una cinta cada vez más larga y fina, sumándole dificultad.
ORÍGENES DEL SLACKLINE
La historia del slackline siempre ha estado ligada al mundo de la escalada. Los escaladores del Valle de Yosemite, en USA, a comienzos de los 80’s lo incluyeron en sus rutinas de entrenamiento, o simplemente como entretenimiento los días de descanso en el campamento. De hecho, en el Camp IV hay unas slacklines puestas todo el año.
Los orígenes de slackline se atribuyen a Adam Grosowsky, un escalador de Illinois, en 1979. Con 16 años Adam quedó fascinado por una foto del circo de 1890, en la que un par de equilibristas realizaban handstands a un brazo sobre un alambre. Adam y sus colegas escaladores comenzaron a entrenar para reproducir esa hazaña. Entrenaban sobre cuerdas de escalada, cintas, cadenas y cables. En la escuela estatal de Washington conoció a Jeff Ellington y Brooke Sandahl, que fueron perfeccionando la técnica sobre cintas planas de escalada de 2,5 cm y elásticas de nailon para desarrollar todo tipo de trucos.
ORIGEN DEL HIGHLINE
En cuanto al origen del Highline, en el verano de 1983, Adam y Jeff instalaron un cable de 17 metros de largo en Yosemite, con una altura de 880 m. Sin embargo, ninguno de ellos fue capaz de cruzar la línea. Meses después, Scott Balcom, de 20 años, y Chris Carpenter, de 17, completaron con éxito el primer paseo documentado sobre las cintas de nailon, en un tramo de aproximadamente 9 m de largo y 35 m de alto en Pasadena, California.
No es lo mismo que el funambulismo. Los funambulistas caminan sobre un cable metálico muy tenso. En el slackline la cinta está “floja”, con holgura y balanceo. Por ello es tan difícil al principio. En la slackline tampoco se usa ninguna herramienta para ayudarse a mantener el equilibrio.
Con el tiempo fue ganando personalidad propia, tirando hacia 2 lineas principales: Búsqueda de la máxima dificultad de las acrobacias realizadas y desarrollo en alturas de vértigo con cintas más finas y más largas, entrando en juego, además de la mente, las condiciones ambientales del entorno.
CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS DEL SLAKLINE
En el slackline la cinta no está totalmente tensa. En el caso de las cintas de iniciación, son de unos 5 cm de anchura. La tensión de la cinta puede ser ajustada según el nivel de experiencia del slackliner usando un trinquete.
En el caso de las longlines, su anchura se reduce a la mitad, unos 2,5 cm, y suelen ajustarse mediante un sistema de mosquetones.
La cintas de Trickline, sin embargo, son de 5 cm y elásticas. De esta manera permite realizar saltos y acrobacias más dinámicas.
Debido a su simplicidad y versatilidad, se puede utilizar en diversos entornos con escaso material.
De momento aún no hay en España ningún slackpark, o parque acondicionado para la práctica del Slackline. Por esta razón normalmente se practica en parques, atados a los árboles. Aunque en ciertas zonas no está permitido.
BENEFICIOS DEL SLACKLINE
Propiocepción y equilibrio
Al principio seremos incapaces de aguantarnos sobre la cinta. Nuestro sistema nervioso enloquece. Es por ello que los primeros días pueden resultar algo frustrantes.
El slackline es un gran desafío para el cuerpo y la mente. Debido a su inestabilidad, la cinta pone a trabajar el sistema propioceptivo a tope. La propiocepción es el sentido y capacidad que informa al organismo de la posición de los músculos y las partes corporales contiguas.
Permite reacciones automáticas, interviene en el desarrollo del esquema corporal y su relación con el espacio, sustentando la acción motora planificada. Participa del control del equilibrio, la coordinación de ambos lados del cuerpo, el mantenimiento del nivel de alerta del sistema nervioso y la influencia en el desarrollo emocional y del comportamiento. Este sentido lo tenemos adormecido debido a las características homogéneas y poco desafiantes en que se desarrollan nuestras actividades diarias. Estás ciudades creadas para poder andar con los ojos cerrados (o en el teléfono móvil) no necesitan de nuestros sentidos del equilibrio y propiocepción. El resultado: Gente torpe, incapaz de desenvolverse con soltura en plena naturaleza, más irregular y fractal; o de reaccionar antes situaciones repentinas.
Desarrollar la propiocepción nos hará más ágiles y rápidos ante cualquier desafío que se cruce en nuestro camino mientras andamos, corremos o escalamos. De esta manera nos ayudará a poder superarlo de manera automática, sin tener que pensar en cómo hacerlo. Así evitaremos además posibles lesiones. De ahí que se esté extendiendo tanto en el mundo del trail running. Sin ir más lejos, Kilian Jornet lo practica desde hace algunos años. Una gran manera de despertar los glúteos, tan inhibidos hoy día.
Estabilidad del Core y piernas
Como ya vimos en el artículo sobre el core, éste tiene la principal función de dar estabilidad a nuestro cuerpo. El slackline obliga al organismo a poner en acción todos sus mecanismos para mantener el equilibrio. Para ello exige una gran participación de la zona central y del core. Esta estabilidad será transferida a la escalada y vida diaria.
También trabajaremos el tren inferior, sin desarrollar musculatura que nos lastre. Ayuda a fortalecer las articulaciones, como tobillos y rodillas.
Concentración y Enfoque
Una vez desarrollados e integradas estas cualidades, se convertirá en un buen entretenimiento. Además, te exigirá un nivel de concentración similar al de la escalada. Eres tú y la cinta. Ese “entrar en la zona” que tanto engancha. Si queremos mantener el equilibrio debemos focalizar nuestra atención. Es clave controlar el cuerpo y la mente. Mediante la respiración, intenta no estar en tensión encima de la cinta, o será transmitida a través de tus pies produciendo un balanceo descontrolado.
Día de reposo
Debido al movimiento constante que nos obliga a realizar para poder guardar el equilibrio, resulta idóneo para los días de descanso. Esta actividad nos ayudará a transportar más nutrientes a todos los músculos de nuestro cuerpo. Conseguimos así un reposo activo muy completo; además de que la diversión está asegurada.
Mantenernos activos y calentar
También resulta interesante para montar la slackline a pie de vía, en el sector de escalada. Es una buena manera de calentar y activarse, bien al principio de la jornada, o, por ejemplo, tras la pausa de la comida. O para aquellos días de invierno que vais a escalar deportiva y sois impares. Un buen método para entretenerse y mantenerse activo.
Incluso para los que tengáis niños. Simplemente tenéis que ponerla un poco más baja. Así no se aburrirán mientras escaláis.
También será un buen método de terminar el entrenamiento o la escalada, y volver a la calma.
Por estos motivos cada vez es más común encontrar slacklines fijas en los rocódromos.
Modalidades dentro del Slackline
Según las características de la cinta y la práctica sobre ella:
Trickline
Es la modalidad más espectacular. En ella los slackliners buscan la dificultad y perfección de sus acrobacias. Los trucos pueden ser estáticos o dinámicos. Se buscan combos, que son varios trucos o acrobacias seguidos. La cinta se coloca a poco más de un metro del suelo, y tiene una distancia justa para que con la elasticidad que tenga, no se llegue a tocar el suelo. Normalmente entre 15 y 20 metros. Cada año se celebra una copa del mundo de esta modalidad, cuyos trucos y saltos no tienen nada que envidiar a las competiciones de cama elástica o skate.
El récord de duración de una demostración de trickline lo consiguió Eduardo Lavarello tras dar una demostración de 5 minutos sobre la cinta en 2015.
Longline
La cinta mide mas de 30 metros de largo, y tiene una anchura de entre 2,5 y 3 cm. Lo que se busca es andar sobre ella. Recorrerla entera ya supone un gran desafío. Se necesita mucha destreza y práctica debido a que tiene mucha mas holgura que una más corta y ancha. Un gran reto a tu poder de concentración.
El longline más largo, con una longitud de 610 metros, fue recorrido en 2015 por Alexander Schulz en Mongolia.
Freestyleline o Rodeoline
La cinta está tan poco tensa que forma una “U”. El propósito es conseguir un balanceo de pie sobre la cinta, como si fuera un columpio.
Yogaline
Consiste en realizar yoga sobre la cinta. A las exigencias propias de la slackline, se le suman las del yoga: elasticidad, flexibilidad, concentración,… Requiere mucha experiencia sobre la cinta. Un yogui experto en slackline es capaz de crear una práctica de yoga fluida sin caer de la línea.
Windline
Es una práctica de slackline realizado en condiciones de mucho viento. Esto aumenta la dificultad. Se debe buscar la gestualidad aerodinámica para mantener el equilibrio.
Según dónde se realice, pues el ambiente interfiere en su práctica. Lo normal es en un parque, o similar, anclada a dos puntos. Pero hay más posibilidades:
- Urbanline:
Es el que se desarrolla en las ciudades, normalmente usando cintas anchas. Hay dos variantes: una consiste en aguantar el máximo tiempo posible sobre la cinta. La otra es cercana al trickline, pero incluyendo posiciones de street workout sobre la slackline.
Waterline
La cinta se monta sobre el agua. Podemos practicar las disciplinas anteriormente comentadas. No hay una altura estándar. Esta modalidad aumenta la dificultad debido al movimiento del agua, que hace que haya una sensación de más inestabilidad y movimiento. Es más difícil buscar el punto fijo, pues todo se mueve a tu alrededor. Es una modalidad muy común y divertida en las zonas de escalada idóneas para ello en verano (ver vídeo más abajo).
Highline
La cinta se monta a más de 20 metros de altura. Aquí no se buscarán acrobacias, si no el desafío mental de recorrer la cinta ya será suficiente. Ésta tendrá las mismas características que las de longline: 2,5 cm de ancho y más de 20 de largo. En este caso se lleva un arnés de seguridad con una linea de vida. Aunque también hay quienes de atreven a practicarla sin seguridad o en free solo, como Andy Lewis o el desaparecido Dean Potter. Las highlines requieren experiencia en seguridad y montaje. Pura adrenalina solo apta para usuarios avanzados.
La slackline más alta registrada fue rcorrida por Christian Schou en 2006 en Noruega, a 100 m de altura. Nico Aimone en santiago de Chile en 2014, también recorrió un slackline con una altura de unos 1000 metros.
En 2016 Nathan Paulin, junto con Danny Menšík, estableció un nuevo récord para el highline más largo en Aiglun, Francia: 1020 m, llegando a 600 m de altura en su punto más alto.
Cómo empezar a practicar slackline
Adrián Portolés, slackliner de Barcelona, nos da unos consejos para comenzar a practicar Slackline (ver video):
Mantener la mirada al frente, en un punto fijo al final de la cinta. Al principio cometemos el gran error de mirar hacia abajo.
- Levanta los brazos y úsalos para equilibrarte. Serán tu mejor herramienta. Intenta formar una linea entre el pie que está en el aire y la mano contraria.
- Las muñecas han de permanecer relajadas, y la respiración ha de ser pausada.
- Cuando andes, flexiona las rodillas y concéntrate en ir buscando el equilibrio sobre un pie cada vez. Mantenerse sobre un pie es más fácil que sobre los dos, pues puedes utilizar la otra pierna para equilibrarte. Ve buscando el equilibrio. El resto llegará después, pues avanzaremos cambiando el peso de un pie a otro, no intentando mantenerlo entre los dos.
- Empieza por el extremo de la cinta, pues será más estable que el centro.
Dónde montar la slackline
- En España no hay slarckparks o zonas acondicionadas para su práctica. Por ello busca una zona con un suelo plano y blando, para amortiguar las caídas. Cuantas menos irregularidades, mejor. A ser posible césped o arena.
- La altura ideal para comenzar es más o menos la altura de nuestras rodillas. De esta manera minimizarás los posibles daños con la cinta.
- La longitud, recomendada es entre 5 y 9 metros. Para empezar ya será suficiente desafio. Ya verás que hay una mayor inestabilidad cuanto más te acerques al centro. Poco a poco irás ganando soltura y podrás buscar más distancia entre los anclajes.
- Empieza con una cinta estándar de 5 cm de anchura.
- Mira bien las instrucciones para colocarla. Asegúrate de que los puntos de anclaje resistirán la tensión. No te fíes demasiado del mobiliario urbano. Si usas árboles, coloca protectores (telas o cartón) para no lastimarlos, y de paso, proteger la slackline. Ten cuidado también si la atas a una roca. Si se rompe, puede doler mucho.
- Se puede practicar con calzado o descalzo. Yo recomiendo la opción sin calzado, pues será un buen momento para liberar nuestros pies, tan maltratados cada día, y aún más en la escalada con los pies de gato. Además notarás que puedes pinzar la cinta entre el dedo gordo y pequeño del pie. Si prefieres usar calzado, elige alguno de suela plana.
El pack para empezar puedes conseguirlo en cualquier tienda con material de escalada, alguna especializada en slackline, o en Amazon. El pack se compone de la cinta y el trinquete o crica. Algunos también incluyen los protectores.
Slackline como estilo de vida
En España cada vez más normal cruzarse con alguna slackline. Es común encontrarse slackliners en el Parque de la Ciutadela de Barcelona. En Estados Unidos, sin embargo, su práctica está mucho más expandida.
Mikel Ros y Adrián Portolés pertenecen al club deportivo “Slackeros Barcelona”. Aunque ambos están esponsorizados, ninguno vive exclusivamente de las competiciones.
“Es muy díficil vivir como un atleta. Al final se acaba entrando en el mundo del espectáculo cirquense” nos dice Mikel. Aunque comenzaron practicando en los parques o playas, de donde les acababan echando, ahora disponen de un local en Can Batlló, espacio autogestionado de la ciudad condal.
Abraham Hernández, campeón mundial de slackline, nos cuenta los dos tipos de competiciones de trickline que hay: Las ISI, en las que cada truco aporta una puntuación concreta, aunque variable según el combo en que se incluya. Y el modo versus, en el que se puntúa por bloques y es a modo de torneo.
Conclusiones:
Después de ver el vídeo, seguro que te apetece buscar algún lugar para practicar.
La constancia que tengas será clave a la hora de marcar tu progresión. No te rindas el primer día. Ten paciencia.
¡La slackline es una alternativa a la escalada muy divertida! Y tú, ¿la has probado?
Muchas Gracias a Mikel Ros, Adrián Portolés, Abraham Hernández y la peña de Slackeros Barcelona.
Muy buen aporte! Muy completo
Muchas gracias, Adrián 🙂